La huella de carbono es un indicador creado a nivel internacional para calcular las emisiones de gases dañinos para el medio ambiente que produce un individuo o una organización en sus actividades cotidianas, así lo explica el experto en el tema, Andrés Fernando Gil, egresado de Administración Ambiental de la UAO, quien de desempeña como auditor y certificador en huella de carbono a nivel empresarial.
El egresado Autónomo dictó una conferencia para la comunidad de la UAO para explicar de qué se trata este indicador de huella de carbono, y cómo las organizaciones pueden usarlo para medir su impacto ambiental y plantear acciones de mejora al respecto.
“La huella de carbono es un sistema de evaluación en donde yo como organización puedo identificar qué cantidad de gases de efecto invernadero estoy generando en mis actividades productivas. Si yo evalúo ese indicador, puedo emprender planes de mejora que me van a permitir disminuir ese impacto ambiental”, explica Gil.
Los gases de efecto invernadero, señaló el egresado durante su conferencia, son gases como Dióxido de Carbono, Metano, y Óxido Nitroso, que son generados por las actividades humanas.
Estos gases se están acumulando al interior de la capa de ozono que cubre a la Tierra, provocando que los rayos del sol puedan entrar desde la atmósfera, pero se queden atrapados después de su proceso natural de reflexión. A eso se le llama ‘efecto invernadero’, y es el proceso responsable del aumento en la temperatura en el planeta, o calentamiento global.
“Estos gases son emitidos por diferentes tipos de actividades del ser humano. Por ejemplo, el Metano es generado por procesos como la ganadería extensiva, algunos procesos agrícolas, y la generación de residuos que conllevan descomposición de materia orgánica. Mientras el Óxido Nitroso es generado por el uso de productos químicos en la agricultura o por la actividad de plantas energéticas”, explica el especialista.
Las organizaciones pueden adoptar la medición de huella de carbono realizando un proceso de evaluación integral de sus actividades productivas, identificando cada tipo de gas emitido y haciendo su equivalencia a carbono, o CO2.
“El análisis empieza por identificar las fuentes de emisión de los gases de efecto invernadero entre los procesos que hacen parte de la organización. Luego se recopilan los datos, se hace una sumatoria de cada uno de los gases generados y su cantidad, y se hace una equivalencia a CO2 o Dióxido de Carbono. A partir de esto, finalmente se elabora un plan de mejora”, señala el egresado.
En el cálculo de la huella de carbono se tiene en cuenta todo el ciclo que conlleva la elaboración del producto o servicio de la organización. Es decir, desde la generación de materias primas y las actividades que fueron necesarias para que estas llegaran a la organización; hasta el consumo final por parte de los clientes, y la disposición final de los desechos o residuos.
Existen distintos estándares internacionales y certificaciones alrededor de la medición de huella de carbono en las organizaciones.
Puedes conocer más sobre esta estrategia ambiental, y escuchar la charla completa del egresado Andrés Fernando Gil, a continuación:
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Facultad de Ciencias Básicas
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